Como proveedor de un producto o servicio, el objetivo es satisfacer las necesidades de los clientes. Sin embargo, muchas veces nos olvidamos de una pieza fundamental que es quien sirve de contacto entre el usuario y la marca. Así es, estamos hablando de los empleados. 

 

Al ser un contacto directo, influye positiva o negativamente en la experiencia del cliente. Recordando que, si en algún punto el usuario empieza a tener estas experiencias que le dejan un mal sabor de boca, el escenario tanto para él como para la empresa se tornará igual de negativo, llevándolo por el camino de la insatisfacción. 

 

Por ello es necesario, mantener a los empleados en el mismo canal sobre lo importante que es tener feliz al cliente y que ellos son parte fundamental para lograrlo. Por lo que habrá que capacitarlos en el tema.

 

Sí, la capacitación se refiere al proceso de adquirir habilidades esenciales para un determinado trabajo. Especialmente cuando se trata de tener contacto con el cliente. No importa que sea por teléfono, web, redes sociales, en una oficina, etc., las buenas habilidades de servicio al cliente ayudan a todos. Son conceptos básicos como las actitudes de educación, amistosas, sonrientes y útiles, pero no todos son tan naturales y necesitan un poco de práctica para darles más confianza.   

 

Sin embargo, la experiencia del cliente no solo es una buena actitud y sonreír, sino que abarca más puntos para que dicha experiencia sea totalmente positiva. Por ello la venta es otra habilidad que los empleados deben desarrollar; la primera parte de una venta es el conocimiento del producto, entonces hay que tomarse el tiempo de capacitarlos, para que conozcan lo que ofrecen. 

 

Hay que tener en mente aportar una energía más solidaria a la capacitación, ya que eso puede inspirarlos, e involucrarlos en las decisiones comerciales, para que realmente se preocupen de dar un trato correcto y cumplir con sus necesidades. Esto se verá reflejado en mayores ventas y clientes leales.