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Ciberseguridad, ¿inversión o gasto?

Negocios digitales

Los piratas informáticos tienen claro que no hay un pez más gordo que otro cuando se trata de hacer fraude tras una pantalla.

Parece guion de una película protagonizada por George Clooney: un grupo de hackers rumanos extrajeron durante seis años mil 200 millones de dólares en transacciones realizadas en México por medio de clonación de tarjetas bancarias de los turistas y trasladaron esos recursos a  Taiwán, Corea del Sur, Japón, Brasil, India, Indonesia, Barbados, Granada y Paraguay.

Y apenas fueron descubiertos en el verano de 2020.

Este no es un caso excepcional, pues en 2016 otro grupo de hackers logró extraer 81 millones de dólares al romper algunos cercos de transferencias a entidades financieras asiáticas por 951 millones. Se puede pensar que fracasaron al obtener menos del 10 por ciento del botín, pero cuando se piensa en 81 millones obtenidos de manera ilícita no se puede negar lo grave del asunto. 

En estos casos el cliente es el eslabón más débil dentro de la cadena de seguridad. Es por ello que proteger sus datos bancarios debe ser parte de su experiencia con el banco con el que maneja su dinero.

 

En los últimos dos años, se estima que la inversión en ciberseguridad en compañías financieras se acumuló por encima de los 77 mil millones de dólares en ganancias que reportaron esas entidades.

 

 

No se trata de llenar de contraseñas al usuario, sino incorporar las características que los fabricantes de dispositivos móviles han añadido al hardware y software para formar parte de los procesos de seguridad.

La lectura de huella digital o el reconocimiento facial es uno de esos mecanismos que ya están siendo utilizados, pues prácticamente cualquier teléfono inteligente posee los medios.

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